DOMINGO ESCALONA - ARTISTA POPULAR



Domingo Escalona: “Es la fe lo que te hace creer,
no la imagen. La imagen es de yeso”.
  Franklin Fernández

 Domingo Escalona, fotografía de Franklin Fernández


F.F. -Domingo, venía leyendo por el camino algunas notas de prensa sobre su trabajo, algunos textos; ensayos y entrevistas. Me impresionó mucho su humildad y su inteligencia. Sé que se considera un artista, un misionero, un predicador, un evangelizador. ¿Se siente usted más feliz con la religión o con el arte?

D.E. -Con las dos cosas. Porque precisamente el arte viene de ahí, de la religión. Yo diría que el primer artista fue Jesús de Nazaret. Cristo Jesús. Cristo también fue el primer artesano, el primer gran artesano de la historia. Porque él aprendió de José el carpintero, que era su padre. Su padre adoptivo. Porque su verdadero padre era Dios. Dios y Cristo Jesús eran un mismo hombre, una misma espiritualidad. Dios tomó a Jesús como instrumento para poder venir aquí a la tierra a enseñar, a predicar, a evangelizar. La tierra está contaminada de malas cosas.

F.F. –Pero, ¿lo que hace usted es arte o es religión?

D.E. -Arte, claro, arte propiamente. Soy un creador.

F.F. -¿Se considera usted un artista popular o un artista ingenuo?

D.E. -Bueno, algunos dicen que soy un artista popular. Otros dicen que soy un artista ingenuo. ¿Cuál es la diferencia?

F.F. -Diría que la diferencia más clara es que un artista popular crea a partir de lo que ve fuera de él. Es decir; contempla, analiza constantemente lo que está pasando a su alrededor: procesiones, velorios, fiestas callejeras, serenatas, protestas, cantatas, bautizos. El artista ingenuo es más intuitivo. Inconscientemente es más espiritual, crea a partir de lo que ve dentro de él, directamente de la imaginación, toma muy pocos elementos de la realidad. Digamos que en el fondo es más simbólico, surreal, onírico…

D.E. -Bueno, algunos dicen que no soy un artista popular sino un artista de gran relevancia, debido a los acontecimientos que han pasado en mi vida artística, la cual yo desarrollo, ¿no? Eso es muy importante. Es así como se ha convertido en un acontecimiento. Un acontecimiento no solamente de pueblo sino de estado. Y no sólo de estado, sino un acontecimiento importante a nivel nacional e internacional.

F.F. -¿Cómo un artista como usted logra esa relevancia? ¿Y hasta que punto cree que esa relevancia es importante?

D.E. -Bueno, la verdad es que no sé. Lo que sí sé es que yo soy un hombre sencillo, un hombre humilde. Soy así como usted me ve acá ahora. No voy más allá que eso. Lo que usted ve aquí ahora es lo que soy, es lo que tengo. Pero a esa relevancia que dicen que tengo no le doy una mayor importancia. ¡Soy el mismo Domingo Escalona de siempre! Como será que ando mejor con una franelita, que con una camisa larga y de bolsillo.

F.F. -Jesús de Nazaret pudo haber dicho que él era el hijo de Dios, pero él nunca se aprovechó de eso.

D.E. -Ni yo tampoco.

F.F. -¿La humildad es un reflejo de pobreza?

D.E. -Bueno, lo que pasa es que algunos confunden la humildad no sólo con la pobreza, sino también con el desastre.

F.F. -Por eso se lo pregunto.

D.E. -Bueno, ni siquiera la humildad espiritual es un reflejo de pobreza.

F.F. -¿Se considera usted un hombre pobre?

D.E. -No necesariamente. Porque soy humilde no quiere decir que soy pobre. No quiere decir tampoco que voy a estar detrás del otro, del otro y del otro… ¡No, no, no! Lo que uno tiene que saber es cuando puede estar.

F.F. -¿Estar? ¿Estar para qué?

D.E. -Para ayudar al otro. No por eso vamos a dejar de ser humildes.

F.F. -Muchas personas confunden humildad con pobreza. Incluso confunden humildad con ignorancia, ¿no?


D.E. -Eso también es un error.

F.F. -La gente piensa que porque se use una camisa humilde se es ignorante.

D.E. -Te digo que yo tampoco voy a estar todo el tiempo con una camisita deshuesada, un pantalón roto, unas chancletas feas y ese tipo de cosas. No. Para demostrar que se es humilde no hace falta eso. Porque la humildad no se muestra: se lleva por dentro.

F.F. -Evidentemente. La humildad no está ni en la ropa limpia ni en la ropa sucia… (risas de ambos). ¿La humildad, evidentemente, es necesaria?


D.E. -¡Claro! Te digo simplemente que es necesaria la humildad, porque la humildad es necesaria. No es una cuestión de estilo. Es necesaria la humildad porque la humildad enseña, no nos viste. La humildad enseña a la persona a llevar una cruz. Yo he pasado por miles de pruebas Franklin: -que si soy loco, que si soy tonto, que si estoy destornillado, que si soy brujo, que si soy esto o aquello-. Bueno, la verdad eso me despreocupa, porque yo creo en mi trabajo. Aunque en el fondo me molesto, pocas veces…

F.F. -Siendo humilde y no pobre, ¿se considera usted actualmente un hombre feliz?

D.E. -¡Sí, cómo no! Evidentemente soy un hombre feliz, muy feliz. La humildad ayuda mucho al hombre a creer en sí mismo. La felicidad la tenemos todos, aunque hay que descubrirla. Saber dónde está. Hay qué saber buscarla y dónde encontrarla.

F.F. -¿Crees que la humildad sea reflejo de debilidad?


D.E. -Nada es perfecto. Hay un momento en que el hombre común ríe y ríe. Luego llora y llora. Es difícil de explicar. El hombre es feliz y llora. Pero el humilde, en cambio, sabe aguantar.

F.F. -Usted, que se considera un hombre fuerte física y espiritualmente, ¿qué hace para mantenerse vivo?

D.E. -Rezo constantemente.

F.F. -¿Usted reza antes de pintar?


D.E. -Sí. Ofrezco mis manos y las presento.

F.F. -¿Qué es lo que hace? ¿Puede explicarme eso?

D.E. -Le presento mis manos a Dios porque yo soy un instrumento. Y le digo: -Dios, ayúdame, te ofrezco mis manos, para que esa obra mía sea tu obra porque tú me utilizas como instrumento-. Por lo tanto, mi obra es la obra de Dios porque él me utiliza como instrumento.

F.F. -Domingo, es muy hermoso lo que dice ¿Es por ello qué el tema religioso es una constante en toda su obra?

D.E. -Sí. El tema religioso resulta porque yo soy católico. Y para todos los católicos es respetado lo que es cosa de Dios. Por allí es donde empieza el tema religioso. Pero usted ve el tema religioso por esas figuras que están ahí. Pero también nace dentro de mí, es como una necesidad. Somos obras de Dios, aunque no queramos reconocerlo muchas veces.

F.F. -Yo leí algo referente a la arcilla. Déjeme recordar. Se dice que las figuras usted no las quema porque se van al infierno sin justificación alguna, arden y sufren sin ser pecadoras, pierden el alma antes de pecar…

D.E. -No es propiamente mío lo que se escribe ahí, aunque la aclaratoria, perfectamente, es mía.

F.F. -Es una bonita propuesta, una muy bella concepción y clara justificación…

D.E. -Sí, claro, claro, se puede decir eso y entenderlo así, claro está…porque usted sabe que la candela es tan fuerte que se siente dolor en el alma. Yo siempre me pregunto como sufrirá una persona que se quema por perder el alma.

F.F. -Pero, ¿las piezas de arcilla sufren o no sufren?

D.E. -Bueno sí, porque creo que eso tiene un cierto parecido a las quemadas de los hombres. Fíjese en las quemadas, ¿usted no sufre cuando se quema? Ahora bien, con respecto a las figuras. Usted sabe que eso es un yeso, sabe que eso es un poco de arcilla, pero la fe es tan grande que usted le dice a esa montaña que se mueva y esa montaña se mueve. Y se mueve más de lo que se imagina. Es la fe lo que te hace creer, no la imagen. La imagen es de yeso.

F.F. -¿Usted alguna vez ha pecado?


D.E. -Claro, somos humanos, todos somos humanos Franklin. No somos perfectos, somos pecadores…

F.F. -Reitero. ¿Usted alguna vez ha pecado haciendo la obra?

D.E. -Claro, se peca, se peca hasta por mirar. Hasta por mirar hay pecado… (risas de ambos).

F.F. -¿O sea que usted como artista está constantemente pecando?

D.E. -Y el espectador también… (risas).

F.F. -La mirada del espectador es una mirada atenta. Pero, ¿es una mirada pura o impura?

D.E. -Las dos cosas. Es pura y es impura. De algún modo el que contempla, se está llevando la obra.

F.F. -Una última pregunta para despedirnos ¿Qué es el arte para usted?

D.E. -Yo diría que es una de las cosas más importantes que existe, es una de las cosas más importantes que tiene el hombre. El arte revela al hombre, le dice lo que es. En otras palabras, el arte revela lo que es la cultura de un pueblo.

Entrevista realizada en la Casa del pintor en Yaritagua, estado Yaracuy, 8 de mayo del 2008.

  



  
  
  

en "Por un cielo de barros y maderas" de Mariano Díaz - 1984 Ceramíca Carabobo


YARITAGUA - EDO. YARACUY
contacto: calle 8, entre 29 y 30, preguntar
video producido por el IARTES

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